La idea atea por excelencia es la idea de progreso, que es la negación de la prueba ontológica experimental, puesto que implica que lo mediocre puede producir por sí mismo lo mejor (Simone Weil)


El materialismo ateo es necesariamente revolucionario, ya que para orientarse hacia un bien absoluto aquí abajo hay que emplazarlo en el futuro. Para que el avance sea completo, hay necesidad, pues, de un mediador entre la perfección venidera y el presente. Ese mediador es el jefe: Lenin, etc. Éste es infalible y perfectamente puro. Cuando el mal pasa por él, se vuelve bien.
O bien se es así, o bien se ama a Dios, o bien se queda uno a merced de los pequeños males y los pequeños bienes de la vida cotidiana.
El vínculo que hay entre el progreso y un bajo desarrollo (puesto que lo que una generación puede proseguir en el punto en que la anterior se detiene es necesariamente externo) es un ejemplo del parentesco que existe entre la fuerza y la bajeza.
El gran error de los marxistas y de todo el siglo XIX fue creer que andando, andando, iban a subir por los aires.
La idea atea por excelencia es la idea de progreso, que es la negación de la prueba ontológica experimental, puesto que implica que lo mediocre puede producir por sí mismo lo mejor. Ahora bien, toda la ciencia moderna concurre a la destrucción de la idea de progreso. Darwin destruyó el espejismo de progreso interno que se daba en Lamarck.
La teoría de las mutaciones no deja que persista otra cosa que no sea el azar y la eliminación. La ciencia energética plantea que la energía se degrada y nunca se incrementa, y esto mismo se aplica a la vida vegetal y animal.
La psicología y la sociología no serán científicas sino en la medida en que hagan un uso análogo de esa noción de energía, uso que es incompatible con cualquier idea de progreso, y sólo entonces resplandecerán con la luz de la verdadera fe.



Únicamente lo eterno es invulnerable al tiempo. Para que una obra de arte pueda ser admirada siempre, para que un amor o una amistad puedan durar toda una vida (incluso tal vez mantenerse puros durante un día entero), para que determinada concepción de la condición humana pueda seguir siendo la misma a través de las múltiples experiencias y las vicisitudes de la fortuna es preciso que del otro lado del cielo descienda una inspiración.
Un futuro completamente imposible, como el ideal de los anarquistas españoles, degrada mucho menos y difiere mucho menos de lo eterno que un futuro posible. Ni siquiera llega a degradar, a no ser por el espejismo de su posibilidad, Si está concebido como imposible, entonces lleva a lo eterno.
Lo posible es el lugar de la imaginación, y, por consiguiente, el de la degradación. Hay que querer o bien lo que existe en concreto, o bien lo que no puede existir en absoluto, o mejor ambas cosas, Lo que es y lo que no puede ser están, ambos, fuera del devenir. El pasado es, siempre que la imaginación no se recree en él con ocasión de que algo lo haga nacer en su pureza, tiempo con tintes de eternidad. En él, el sentimiento de la realidad es puro. Ése es el puro gozo. Eso es lo bello, Proust.
Al presente estamos sujetos. El futuro nos lo forjamos en nuestra imaginación.
Sólo el pasado, siempre que no nos lo forjemos nosotros, es realidad pura.
Por su propio curso, el tiempo desgasta y destruye lo que es temporal. De ahí que haya más eternidad en el pasado que en el presente. El valor de la historia bien entendida, análogo al valor del recuerdo de Proust. De tal manera que el pasado nos presenta algo que a la vez es real y mejor que nosotros, y que puede despedirnos hacia arriba, cosa que él futuro no hace jamás.
Pasado: lo real, sí, pero completamente fuera de nuestro alcance, hacia lo que no podemos dar ni un paso, hacia lo que tan sólo podemos orientarnos para que nos llegue una emanación suya. Es, en ese aspecto, la imagen por excelencia de la realidad eterna y sobrenatural. ¿Es por eso por lo que en el recuerdo como tal hay gozo y belleza?
¿De dónde habrá de venimos a nosotros, que hemos ensuciado y vaciado el orbe entero, un renacimiento? Únicamente del pasado, siempre que lo amemos.
Los contrarios. Hoy se sienten ansias o asco del totalitarismo, pero casi todos aman un totalitarismo y odian otro.
¿Hay siempre identidad entre lo que se ama y se odia? ¿Se da siempre la necesidad de amar aquello que se odia bajo otra forma, ya la inversa?
El espejismo constante de la Revolución consiste en creer que si a las víctimas de la fuerza, que son inocentes de las violencias que se producen, se les pone en las manos esa misma fuerza, la utilizarán justamente. Pero con excepción de las almas que se encuentran muy cerca de la santidad, las víctimas están mancilladas por la fuerza como lo están sus verdugos. El mal que se halla en la empuñadura de la espada se transmite a la punta. Y las víctimas, así encumbradas y ebrias por el cambio, acaban haciendo un daño igual o mayor, y pronto vuelven a caer en lo mismo.
El socialismo consiste en poner el bien en los vencidos, y el racismo en ponerlo en los vencedores. Pero el ala revolucionaria del socialismo se sirve de quienes, aunque nacidos abajo, son vencedores por naturaleza y por vocación, de manera que desemboca en la misma ética.
El totalitarismo moderno es al totalitarismo católico del siglo XII lo que el espíritu laico y francmasón al humanismo del Renacimiento. Con cada vaivén, la humanidad se degrada.
¿Hasta dónde llegará?
Después del hundimiento de nuestra civilización, una de dos: ó perecerá por completo, como las civilizaciones antiguas, o se adaptará a un mundo descentralizado.
De nosotros depende, no ya la quiebra del centralismo (pues automáticamente se hace una bola de nieve que acaba en catástrofe), sino la preparación del futuro.
Nuestra época ha destruido la jerarquía interior. ¿Cómo va a dejar que subsista la jerarquía social, que no es más que una imagen grosera de aquélla?
No podrías haber nacido en otra época mejor que ésta, en la que todo se ha perdido.

Simone Weil: La gravedad y la gracia. Del capítulo "La armonía social". 

Comentarios

  1. Este pasaje de la obra de S. Weil, demuestra la absoluta ceguera de la autora respecto a la realidad de la evolución permanente del pensamiento humano, a su dinámica y a los principios que la rigen. Desgraciadamente, como se ha podido constatar en el 1º Congreso "dios en la literatura contemporánea" este punto de vista está ampliamente compartido por muchos intelectuales adscritos a credos religiosos que ya pertenecen a la infancia de la humanidad. Será interesante aclarar, punto por punto, la necedad que encierran todas las aseveraciones que se hacen en este texto desde la perspectiva del NUEVO ARTE que pregonan los artistas del Taller de Arte Vimaambi de Granada y que encierra la obra de su fundadora Mª de los Ángeles Argote Molina (M.A.A.M.).

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  2. ¡Bienvenido al debate! Esa “realidad de la evolución permanente del pensamiento humano, a su dinámica y a los principios que la rigen” no supone ninguna réplica mientras no se desarrolle qué se quiere decir con ello. Lo de los “credos religiosos que ya pertenecen a la infancia de la humanidad” es una aseveración que se pronuncia con tono dogmático, pero que no se argumenta. ¿En la infancia de la humanidad estarían Sócrates, Platón, Aristóteles, San Agustín y Santo Tomás? ¿En la época adulta de la humanidad estarían Nietszche, Marx, Freud… el superhombre nazi (Hitler), el padrecito benefactor (Stalin)…? El esquema comtiano de edad teológica, metafísica y científica está ya obsoleto desde la primera y segundas guerras mundiales. ¿No es el progreso, como dice Marcuse, lo que va de la honda a la bomba atómica? La solvencia intelectual de Simone Weil no se ha visto menoscabada por su comentario, salvo que lo desarrolle y argumente más, racionalmente.

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  3. La solvencia intelectual de Simone está fuera de duda. Fue una mujer valiente y libre pero... se equivoca. Y eso evidentemente le pasa a cualquiera. El progreso no es una IDEA y menos una "idea atea por excelencia". El progreso es un HECHO perfectamente verificable, es consecuencia directa e ineludible de la evolución permanente o de lo que MAAM llama "el gran acontecimiento de las transformaciones incesantes." Y esta opinión la comparten muchas personas que NO SON ATEA. Por tanto la afirmación de Simone es una necedad, es decir una afirmación imprudente. También lo es afirmar que el progreso "es la negación de la prueba ontológica experimental, puesto que implica que lo mediocre puede producir por sí mismo lo mejor." ¿De qué clase de "prueba ontológica experimental(¿?)" está hablando? Es un misterio. ¿De la de Anselmo, la de Gödel o alguna formulada entre ambas? No parece que haya podido conocer la de su contemporáneo (Gödel) y menos de que está diera argumentos para afirmar que la "idea de progreso" implique que "lo mediocre puede producir por si-mismo lo mejor"... la sabiduría popular sin embargo afirma: "... entre el fango nace la rosa...".
    Querido Antonio, todo el texto que acabas de publicar es, a nuestro juicio, una sucesión de necedades (afirmaciones imprudentes) que se puede RACIONALMENTE (como pides) rebatir, punto por punto, como acabamos de hacerlo con esta oración referente al progreso. Sin embargo quizás este espacio de comentario no sea el mas adecuado para hacerlo así que dejaré esta tarea para otro tiempo y lugar, si te parece. Prefiero. atendiendo tu solicitud, ofrecerte aquí, en primer lugar, un breve desarrollo de nuestro enfoque de la "realidad de la evolución permanente del pensamiento humano."
    1/ El ser humano es un ser pensante y soñador (o imaginativo) por excelencia. Esa es la característica principal de su especie y la que lo diferencia claramente de todas la demás especias vivas del planeta.
    2/ Ningún ser humano nace enseñado y por tanto el desarrollo de su facultad pensante dependerá totalmente del medio social donde nace, de la educación que le proporciona y en general de las experiencias vitales que tenga a lo largo de su infancia y que acabaran conformando su pensamiento. Nadie escapa a este condicionamiento.
    3/ El ser humano forma parte de un universo en continua expansión y transformación y su cometido no es otro que usar su facultad pensante, soñadora  y creadora para contribuir a esta expansión, plasmando en la realidad material que le rodea los frutos de su imaginación, los resultados de su pensamiento.
    4/ Esos frutos de su imaginación, es decir de su pensamiento imaginativo, solo pueden prosperar si están conforme a los principios armónicos que rigen la expansión del universo a todos los niveles y que pueden resumirse en un solo termino: Amor. Si no cumplen con esta condición están abocados al fracaso y solo traerán desgracias, destrucción y miserias en el ámbito material donde se intenten plasmar.
    5/ Dentro de las infinitas aplicaciones que componen la actividad humana, la que corresponde a los llamados intelectuales implica una curiosidad insaciable de conocimiento del pensamiento de las generaciones anteriores con el fin de identificar las consecuencias - nefastas y positivas - que estos pensamientos han tenido sobre el desarrollo del conjunto de la humanidad y del mundo. Porque a cada nueva generación le corresponde intentar corregir todo lo corregible (es decir mejorar) en el campo de su particular actividad. Dicho de otro modo: cada nueva generación está destinada a fraguar un nuevo eslabón de la cadena del conocimiento, y eso es para nosotros el progreso.
    Las consecuencias de esta sucinta exposición le son desconocidas a nuestra querida Simone; por eso escribo que su texto evidencia su ceguera al respecto; lo escribió a la edad de 30 y pocos años, en plena segunda guerra mundial y esas circunstancias inevitablemente marcaron su obra.

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  4. Otras son las circunstancias que determinan el pensamiento de los intelectuales "...adscritos a credos religiosos que ya pertenecen a la infancia de la humanidad". Y en esto intentaré ser breve.
    Hay un elemento común a TODOS LOS CREDOS RELIGIOSOS que es: EL DOGMA. Se trata de una verdad inmutable que también se podría definir con palabras de Simone como: "lo eterno invulnerable al tiempo". Y deduciendo de la exposición que precede, ese dogma que no es otra cosa que "pensamiento con pretensión de eternidad y/o inamovilidad" es un pensamiento irremediablemente abocado al fracaso por ser totalmente antagónico con la naturaleza expansiva y dinámica del universo. Valgan por ejemplos algunos de los 44 dogmas del credo religioso mayoritario entre los ponentes y comunicantes del congreso: los de la iglesia católica.
    1/ La divinidad de Cristo. Ese pensamiento erigido en dogma de la iglesia en el 1º concilio de Nicea (325) después de un debate teológico entre romanos y arrianos (el él que, dicho sea de paso, se enarbolaron las espadas) es a todas luces un despropósito. Cristo es "hijo de Dios" como todo ser humano. Es "encarnación del verbo" como todo ser humano y mas específicamente COMO TODO POETA.
    2/ La inmaculada concepción y la perpetua virginidad de Maria. Este pensamiento absurdo solo se justifica por la aceptación del dogma anterior. De él se deriva la idea de "impureza" de la relación carnal, única fuente fehaciente de la propagación de la vida humana, hasta la aparición a lo largo del ultimo siglo de las técnicas de reproducción asistida. ¿Cuantos trastornos, dramas y muertes ha provocado, y sigue provocando, este dogma unido al de la indisolubilidad del matrimonio, entre los adeptos de la religión cristiana?
    3/ La eucaristía como verdadero sacramento instituido por Cristo. Como demostró Freud en su obra "Tótem y Tabú" es en realidad un rito ancestral en el que los fieles COMEN EL CUERPO y BEBEN LA SANGRE de su dios.
    4/ La muerte es consecuencia primitiva del pecado. Otro absurdo que unido al dogma del pecado original hipoteca por completo el pensamiento relativo al sentido de la existencia de la vida humana para someterlo en virtud de otro dogma, a los dictámenes infalibles de la jerarquía religiosa y principalmente del papa.
    Dicho todo eso y guardándose muchísimos pensamientos mas, para cualquier mente racional del siglo XXI, la opinión expresada que atribuye a este credo religioso la pertenencia a la "infancia de la humanidad" es un pensamiento harto benévolo. Estos dogmas que intelectuales de nuestro siglo asumen como tales, no pueden ser semilla de futuro y su permanencia en la esfera del pensamiento tiene los días contados. No tienen ya vigencia en el estado actual de desarrollo de la sociedad planetaria en construcción. De eso precisamente se están dando cuenta - sin darle crédito - muchos de los ponentes de este primer congreso quejándose sin pudor de la perdida de actualidad de su pensamiento, frente a lo que se llamó entre otro "el progresismo militante", con evidente añoranza del protagonismo que tuvo todavía el siglo pasado cuando se erigió como defensor de la civilización cristiana frente a la "barbarie" comunista. Indiscutiblemente todo esto YA PASÓ... Y para sorpresa generalizada el mismísimo papa Francisco pronunció hace unos meses esas palabras: "Los comunistas quieren lo mismo que los cristianos". Nietzsche ya dijo algo muy parecido de los socialistas de su tiempo.
    Parece obvio: la humanidad esta saliendo poco a poco de su infancia intelectual.

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