A un semejante (Eladia Blázquez)


Vení, charlemos, sentate un poco,
la humanidad se viene encima;
ya no podemos, hermano loco,
buscar a Dios por las esquinas.
Se lo llevaron, lo secuestraron
y nadie paga su rescate,
vení que afuera está el turbión,
de tanta gente sin piedad
de tanto ser sin corazón.
Si a vos te duele como a mí
la lluvia en el jardín y en una rosa,
si te dan ganas de llorar,
a fuerza de vibrar, por cualquier cosa,
decí, ¿qué hacemos vos y yo
qué cosa vos y yo sobre este mundo,
buscando amor en un desierto
tan estéril y tan muerto
que no crece ya la flor?
Vení... charlemos, sentate un poco.
¡No ves que sos mi semejante!
A ver, probemos, hermano loco
salvar el alma cuanto antes.
Es un asombro tener tu hombro
y es un milagro la ternura,
sentir tu mano fraternal,
saber que siempre para vos
el bien es bien y el mal es mal.


Cuando buscar a Dios es cosa de locos
Cualquier aficionado al tango argentino sabe que este género poético-musical es rico en letras de altísima calidad. Eladia Blázquez, una cantautora ya fallecida que lamentablemente, a pesar de su fuerte vinculación con España (era hija de emigrantes españoles y empezó su carrera artística cantando temas del repertorio popular español), es poco conocida en nuestro país, nos ofrece aquí una buena muestra de esta poesía, tan a menudo ignorada en los ambientes académicos.
Como en tantos otros tangos (recordemos al respecto el paradigmático Cambalache, de Enrique Santos Discépolo), en este texto la palabra poética se convierte en un instrumento de amarga queja ante el mundo contemporáneo, que se presenta con tintes desoladores; se trata de un mundo degradado e inhóspito, en el que el yo poético se siente excluido, desubicado. Los otros seres humanos le resultan extraños, incluso hostiles y amenazadores: “la humanidad se viene encima”, “tanta gente sin piedad”, “tanto ser sin corazón”; el poeta (o la poetisa) no puede reconocerlos como sus semejantes, lo que le produce un angustioso sentimiento de soledad. Sin embargo, a diferencia de otros tangos que se quedan en la mera expresión del lamento atormentado, como si el autor sólo pretendiera recrearse en la desesperación de esa soledad, aquí parece buscarse una salida. Y ¿qué mejor salida que para quienes sienten que su reino no está en este mundo que refugiarse en Dios? Pero en las circunstancias actuales esa salida parece estar cegada: a Dios “se lo llevaron, lo secuestraron / y nadie paga su rescate”. Ya es inútil buscarlo “por las esquinas” de este pobre mundo corrupto, dominado por el mal.
¿Qué hacer, pues? Un destello de esperanza se deja vislumbrar dentro de tan oscuro panorama: quizá el alma herida pueda salvarse si encuentra a otra alma que también busque la salvación y a la que pueda reconocer como hermana, un “semejante” que le ofrezca escucha, comprensión y esa ternura que “es un milagro”; por eso lanza esta invitación, a no se sabe quién, para sentarse y charlar; la lanza, sí, como el náufrago que lanza al mar un mensaje dentro de una botella, para ver si alguien lo recibe y acude al rescate. “Salvar el alma cuanto antes”... Porque es necesaria esa “mano fraternal” para salvarse, en este desierto “tan estéril y tan muerto” que amenaza con invadirlo todo. Necesitamos sentir que no estamos tan solos, que hay al menos otro ser que comprende y que comparte nuestra angustia; con él, agarrados a su mano, quizá encontremos todavía un camino de salvación.
Pero ¿cómo ha de ser esa alma hermana, ese semejante aún desconocido que nos saque de tan atroz soledad? Las condiciones que se establecen son difíciles de cumplir: tiene que ser alguien capaz de vibrar hasta llorar con las cosas más pequeñas y que sea consciente siempre de que “el bien es bien y el mal es mal”; en definitiva, un loco. Porque la inversión de los valores se ha consumado: ahora, quien tiene conciencia es un loco. Quizá su locura llegue hasta el extremo de hacerlo buscar a Dios...
Si es así, nuestro “hermano loco” se está esforzando en vano: Dios está secuestrado, “y nadie paga su rescate”. Pero quizá no tan en vano: está secuestrado, pero no está muerto, como algunos han llegado a pensar. Por eso puede tener sentido el mensaje en la botella: yo solo no puedo pagar su rescate; tú, tampoco. Pero si tú, hermano loco, respondes a mi llamada, te unes a mí y juntos arrojamos más botellas con mensajes dentro a este mar de aridez, todas las que podamos... ¡Quién sabe! A lo mejor, un día, llegamos a reunirnos los suficientes locos para poder pagar, entre todos, ese rescate que devuelva la salud al rey herido y la fertilidad a esta tierra baldía.

Quién sabe... Vení, charlemos.

Francisco J. Palenzuela

Comentarios

  1. ¡Magnifico texto, Francisco! En hora buena por traernos vientos de la sabiduría popular hecha musica y sentimientos.
    DIOS ESTÁ SECUESTRADO y NADIE PAGA SU RESCATE.
    Si así es, la vida es un tango.
    Rosa de San Martín nació en Buenos Aires a principio del pasado siglo. En aquella ciudad conoció a un señor Argote, abogado, español, de Jaén, 20 años mayor que ella. Ella tocaba el piano, le encantaba la música,el tango, Carlos Gardel. Se casó con tan solo 14 años. Su marido la trajo a Jaén. Al llegar Rosa preguntó a las hermanas de su marido, sus cuñadas, "¿Donde está el piano?" y ellas le enseñaron una pila de lavar: "¡Aquí está tu piano!". Tuvo 5 hijos mientras su marido, desde su empleo en el ayuntamiento de la ciudad, atendía a sus queridas y mantenidas. A uno de sus hijos, Aristóbulo, lo apuntó ella a la División Azul cuando cumplió 16 años. El chico llegó hasta Estalingrado y allí comió carne humana. Pero volvió. Para visitar todos los manicomios de la España franquista.
    Aristóbulo tenia una sobrina preferida, hija de su hermano Ángel: Mª Angeles (MAAM). Le decía: "Tu padre es un desgraciado pero tú, tu vales mucho. Llegarás muy, muy lejos...".
    Si, la vida es un tango... o un fandango como se dice en Andalucía, ¡Y hay que saber bailarlo!
    DIOS ESTÁ SECUESTRADO y NADIE PAGA SU RESCATE. Gran verdad encierra esta sentencia. Pero, como tú bien dices, Francisco, si todos los hermanos locos nos juntamos, charlamos, SIN CENSURA ALGUNA, con corazón abierto y RIGUROSA SINCERIDAD, sin olvidar nunca que EL BIEN es EL BIEN y el MAL es el MAL, entonces nos daremos cuenta de muchas cosas. Como por ejemplo de que el paraíso terrenal existe aquí y ahora para él que sabe verlo (si, lo escribió Borges, ¿Verdad Antonio?).
    O que el pecado original no existe y que solo existe el pecado de la IGNORANCIA. Y así, avanzando y avanzando en nuestras confidencias de seres enamorados quizás descubrimos que, en verdad, lo que está secuestrado NO ES DIOS sino LA IMAGEN de DIOS. MAAM intuye eso y lo explica de forma muy sencilla cuando escribe: "Seres que creí soñadores destruyeron las sendas y se proclamaron señores del orbe, con mentiras combas cerraron mis oídos. Y yo, el Mago Celeste permanecí quieto (¿SECUESTRADO?) por incontables siglos, creyendo en su coartada de evolución perfecta."

    Si querido amigo Francisco, hay una buena nueva: ya se juntaron los locos y el rescate... POCO a POCO SE ESTA PAGANDO.

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