Mi casa de barro, Señor, es de barro

EDIFIQUÉ, Señor, con barro,
porque era lo que tenía más próximo.
La lluvia ablanda los muros
y el sol los agrieta.
No he podido labrar puertas ni ventanas,
ni colocar vidrios para la luna y las estrellas.
Mi casa de barro, Señor, es de barro;
mis manos la edificaron.
En las paredes de mi casa de barro
se abrieron las grietas: así fueron naciendo mis dedos.

Álvaro Cunqueiro, Elegías y canciones, Libros da Frouma, Santiago de Compostela, 2011.

Comentarios